Cae el ocaso de la mano de tu alegría,
el ocaso de tu cigarro
cenicero y colilla de tu vida.
Caen tus mano en la barandilla del horizonte,
tus suspiros como estrellas fugaces
mientras tus lágrimas fluyen en la ladera del monte.
Tanta ciudad por delante,
tan ruidoso el silencio de la noche,
con tu hermosura sales al balcón
ante el río inundado de coches.
El bosque de asfalto es iluminado
por tenues farolas y la bella luna,
dama y señora eres de la noche
las estrellas envidian tu mirada de ternura.
Los gatos codician tu ojos color mar
mientras se escucha el trazo de una pluma,
un poeta purifica su alma en un verso
mientras el viento te entona su triste tuna.
cansada te encuentras del estresante tumulto,
cansada llevas el alma,
cargada de sentimientos mudos,
cargada de sordas palabras.
Tus ideas orbitan en tu mente
cuando recuerdos celestes giran tu mirada,
la cama se haya solitaria
de los recuerdos que quedan a tu espalda.
culpa suya, culpa mía,
culpa del destino y su ignota travesía,
culpa de la culpa, culpa del dolor,
culpa del olvidado rescate de tu amor.
Tu amor y dolor son dos astros del mismo firmamento,
pero hoy las estrellas ya no brillan,
se alza el alba iluminando tu universo,
mientras cae el ocaso de tu alegría.
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